miércoles, 22 de octubre de 2014

Behind the heels and skirts; there's more than "welcome aboard sir"

Y bueno, ha pasado casi un año así que aquí ando de nuevo, trayendo las mismas noticias de siempre sobre mi vida que a nadie  le interesa, pero estoy bien y espero que ustedes también lo estén.

Las azafatas o tripulantes de cabina (TC) , que es un termino que encuentro más justo para referirse al personal abordo de estas naves voladoras, son las personas que nos asisten durante nuestros viajes, nos dan la bienvenida, proporcionan instrucciones de seguridad, nos repiten muchas veces dónde debemos guardar nuestro equipaje, están pendientes de que los pasajeros cumplamos las indicaciones, en vuelos algo larguitos nos brindan comida o refrigerios y finalmente nos despiden deseándonos parabienes.

Bueno, muchos no lo sabrán, pero yo siempre he querido ser TC:
  • Poder viajar gratis
  • Usar un bonito uniforme
  • Conocer muchos lugares a los que normalmente no podría ir
  • Poder trabajar en algo fuera de lo común.

Estos eran los pensamientos que de joven tenía y los que me llenaban de ilusión para seguir esta carrera, lastimosamente en esos tiempos desconocía de cómo podía hacer para lograrlo, hasta ahora, hoy, años después me encuentro estudiando para ser TC!!! Y lo que vengo a compartirles hoy es, de la forma más resumida que pueda, la agridulce sensación con la que he tenido que convivir desde que comencé con este tan añorado sueño.

No les miento cuando digo que mi primer día en el curso para TC estaba llena de emoción, ansiaba aprender lo que me hiciera falta y tenía la cabeza llena de ingenuo optimismo, porque en la realidad jamás me había parado a pensar lo que realmente implicaba ser azafata y precisamente eso fue lo que hizo mi profesora de SERVICIO A BORDO el primer día, sin saberlo tal vez, quien sabe, pero sus palabras me bajaron a mi y probablemente a cualquier otra persona en el salón que tuviera las mismas ideas juveniles de que ser TC era sólo pasar una charola con una sonrisa y en faldita. Fue tal mi choque con la realidad, la cantidad de material para estudiar y su actitud me hicieron despertar y luego de algunas historias de accidentes aéreos que le sucedieron a ella, no los que uno ve por la televisión y escucha a otros relatar, un pensamiento vino a mi mente "esto no es para mí"

El camino a casa ese primer día fue tan amargo, hacía sólo 3 horas había recorrido el mismo trayecto llena de emoción y ahora todo lo que conocía se había esfumado, definitivamente no soy de las personas que abandonan, no está en mi naturaleza testaruda dejar algo que he luchado tanto por comenzar, pero realmente me estaba planteando dejarlo, no quería morir en un avión, jamás me había detenido a considerar que como TC no sólo mi vida es lo que debía proteger si no la seguridad de los pasajeros en la medida de lo posible, las mil y un formas en que se puede entrar en una situación peligrosa en el aire son impresionantes y sin embargo al girarme a ver los rostros de mis compañeros ante tan crudas experiencias relatadas no vi la sorpresa ni el asombro que yo sentía, ellos, mis compañeros (que ya llevaban estudiando más tiempo que yo) se veían atentos, como queriendo captar y aprovechar la experiencia en aquellas anécdotas que a mi me deprimían, sentí entonces a más de la incertidumbre la brecha que se formaba a mi alrededor.

Las siguientes clases fueron similares, mi incertidumbre y depresión no parecían aminorarse, realmente no deseaba estar ahí, pero como dije retirarme no era una opción, ahora, me encantaría continuar con la parte en que uno encuentra algo que le hace pensar "ah! yo quiero hacer eso" lastimosamente no es mi caso y no es que esté implicando que definitivamente no quiera ser TC o que lanzaré por la borda todo lo que estoy gastando y gastaré en todo el año que me queda por delante, simplemente la realización que tuve fue diferente.

Entre lecciones y trabajos grupales (los cuales detesto por cierto) y luego de escuchar el sin fin de responsabilidades que tienen en sus manos los TC, logré detectar la fuente de mi nerviosismo y esa sensación de no saber a donde estas yendo, la incertidumbre, la ansiedad, el miedo......estaba emprendiendo una nueva aventura, algo diferente a todo lo que había hecho antes, no era la universidad, no era un trabajo, no era el colegio, no era un curso de idiomas, era algo nuevo que nunca había experimentado antes, estaba siendo desafiada por nuevos horizontes con los que nunca había soñado y estaba lentamente aprendiendo un conocimiento que no sabía existía.

Puede sonar tonto pero eso fue lo que descubrí con cada clase, el interminable nuevo vocabulario aeronáutico, deletrear cada palabra que pudiera pensar con el alfabeto "Alfa Bravo Charlie Delta Echo..." cada pequeño conocimiento nuevo y la oportunidad de aplicarlo eran pequeñas alegrías, el tratar de activar mi mente para poder competir con la rapidez de mis compañeros mucho más jóvenes y con más experiencia, ¿mencioné ya que hay MUCHO material por aprender? las partes de un avión, los mecanismos de emergencia, los procedimientos en situaciones normales, en situaciones de emergencia previstas y en situaciones de emergencia imprevistas, lentamente fui reemplazando la ansiedad por la curiosidad y cuando menos lo noté me sentía emocionada al ir a clase, esperando que nuevas cosas iba a aprender y a escuchar.

Tras un periodo muy corto de tiempo (menos de un mes) llegó el examen final de la materia de Servicio a Bordo (es mañana en realidad) y como parte de la nota final debíamos hacer un blog sobre un tema de aeronáutica para aportar algo al conocimiento general en internet sobre la profesión de TC, bueno, como podrán imaginar este es mi trabajo, podría haber escogido hablar de cualquier tema, como sobre la importancia de los procedimientos de CABIN READY -que es un proceso que se realiza en la cabina antes de despegar y que representa una gran importancia para la prevención de futuras situaciones de emergencia en el aire- tal vez podría haber hablado sobre la importancia del Servicio a Bordo en sí, más allá de una bonita sonrisa, ser conscientes de que en todo momento los pasajeros son nuestra responsabilidad como TC, no sólo que si tiene o no abrochado su cinturón, que en el momento menos pensado ellos siempre están pendientes de nuestra actitud y nuestro comportamiento, mantener una actitud positiva, empática y tranquilizadora, pero también poder ser imponentes sin ser agresivos cuando el momento lo requiera en pos de proteger y guiar de la mejor manera a nuestros pasajeros. Tal vez debía hablar sobre la CONCIENCIA SITUACIONAL, el saber y recordar en todo momento dónde estamos, cuál es nuestro propósito y finalmente poder y saber usar nuestro CRITERIO para determinar de manera pronto y acertada si nuestras decisiones deben seguir el manual o si lo pre-establecido va a causar más daño que perjuicio.

Hay tantas cosas que he aprendido en menos de un mes que me resulta imposible tratar de resumirlas, así que manteniéndome fiel a mi estilo decidí mejor compartirles mi experiencia, por ahora, como estudiante de TC, en el futuro espero poder seguir escribiendo muchas más cosas y en el futuro realmente deseo poder venir a contarles sobre mi primer vuelo, que error cometí (porque de seguro me pasa algo!! ) y cómo de emocionada estuve al recibir mi primer gracias al despedir a mi primer grupo de pasajeros.

Pero ese aún es un camino muy largo por recorrer, por ahora espero que estas líneas hayan ayudado un poquito a cambiar su perspectiva sobre las personas que en un avión les preguntan si quieren jugo o cola, pollo o carne, su trabajo no termina ahí y no se acaba cuando ustedes se bajan del avión, el viaje es sólo una parte de todo lo que conlleva ser TC y para poder llegar a pararse ahí sonriendo en tacones y faldita mientras mueven los brazos de un lado a otro indicando las salidas de emergencia más cercanas tuvieron que pasar por mucho, estudiar más que bastante y aprobar pruebas que las y los aprobaran como APTOS para cuidar de cientos de vidas a MILES de pies lejos del suelo, así que la próxima vez que viajen traten de recordar mis palabras y les aseguró que tendrán un nuevo aprecio por el trabajo de estas personas, yo lo tengo ahora.

Y me despido ahora porque la alarma me anuncia que debo prepararme para ir a clase. Espero estas líneas también hayan cumplido con las expectativas de mi profesora a la cuál le estoy muy agradecida, estoy feliz de haber decidido estudiar para ser TC, estoy feliz de haber elegido la escuela que elegí y estoy feliz de que ella haya sido de mis primeras profesoras, espero no olvidar en el futuro todo esto que aprendí con ella, más allá de la materia (que de nuevo, es mucha) es su experiencia y la ética laboral que ha logrado impartir en cada clase lo que espero me ayude a ser una gran profesional.

Hasta la próxima.

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